domingo, 1 de marzo de 2009

Alicia a través del espejo


En el año 1871 publicaba Carroll la segunda parte de aventuras de Alicia, A través del espejo. Curiosamente, la génesis de esta obra guarda un sorprendente paralelismo con primera parte de las aventuras de Alicia. Por aquel entonces Carroll conocía a otra niña llamada Alice Raikes. Se encontraba esta segunda Alicia jugando en el jardín de su casa cuando Carroll la llamó desde el interior. Estaba en un salón lleno de elegantes muebles con un gran espejo al fondo. Carroll situó a la niña delante del espejo y dándole una naranja le dijo:
-Primero quiero que me digas en qué mano tiene! naranja. -En la derecha -contestó Alicia. -Ahora --,dijo Carroll- fíjate en el espejo y dime en mano tiene la naranja la niña que ves en él. -En la izquierda --dijo Alicia. -¿Y cómo se explica eso? -le preguntó Carroll. La niña se quedó dudando, pero al fin dijo: -Si yo estuviera al otro lado del espejo, ¿no es cierto que naranja seguiría estando en mi mano derecha? -¡Bravo, mi pequeña Alicia! ---exclamó Carroll- ¡Es la mejor respuesta que he recibido hasta el momento!
La anécdota, contada años más tarde por la propia Alice Raikes, ilustra perfectamente el método de trabajo de Carroll. Partía siempre de una anécdota, de una situación en la que se encontraba rodeado, generalmente, de sus pequeñas amigas. Un comentario -como el de Alice Liddell- o la respuesta a una de sus preguntas -como en el caso de Alice Raikes eran suficientes para disparar su imaginación hacia una obra de creación. Cuando Alicia observa lo que haría si se encontrar «otro lado del espejo», Carroll convierte la hipótesis de la niña, en realidad: traslada a «su» Alicia a través de él, iniciando así una nueva serie de aventuras.

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